(Esta parada estuvo incluida en la ruta que realicé en coche en menos de una semana por el norte de España).
Durante el segundo viaje a la maravillosa región de los Pirineos aragoneses (la más escarpada e imponente de esta cordillera), nos desviamos unos kilómetros para admirar el Castillo de Loarre, uno de los castillos románicos más espectaculares y mejor conservados de Europa.
Así que vamos a darle a la tecla para hablar un poco sobre, quizá, el castillo más bonito de España y, en definitiva, de toda Europa.
Breve historia del Castillo de Loarre
A petición de Sancho Garcés III, Rey de Pamplona, comienza en 1033 la construcción de la fortaleza: se quería, por un lado, proteger a dicho reino de las invasiones árabes, pero también serviría de avanzadilla para la conquista del territorio que se abre frente al castillo: la comarca conocida como Hoya de Huesca:
La principal ciudad que suponía una amenaza real era Huesca, cuando aún esta recoleta ciudad se llamaba Wasqa (y antes, durante la etapa visigoda, Osca). Curiosidad: ¿sabes cuál es el único pueblo de toda España cuyo nombre comienza con W? Pincha aquí.
Durante todo el asentamiento árabe en la península, Wasqa sería la ciudad situada más al norte de Al Ándalus, lo que nos permite hacernos una idea de la importancia de la ciudad para ambos bandos.
Huesca sería conquistada en 1096 por el bisnieto del citado rey, Pedro I, considerado el tercer rey del Reino de Aragón, y nunca más volvería a pasar a manos árabes. Este hecho acarrearía la pérdida de significado del imponente castillo de Loarre: las tropas cristianas, así como las fronteras hasta entonces en liza, se alejarían de él, despojándolo del significado original que cualquier castillo fronterizo tiene.
Aún permanecerían en el castillo una nutrida comunidad de canónigos de la orden de San Agustín, hasta su abandono final alrededor del Siglo XV, cuando el pueblo de Loarre se mueve a su ubicación actual. A partir de entonces permanecería únicamente como lugar ocasional de peregrinación.
Tenemos una fiel fotografía de lo que el viajero debía encontrarse al adentrarse en los muros del castillo allá por el Siglo XIX:
«… acércase el viajero, llega, entra, y ve que los viejisimos muros se desploman, las bóvedas desaparecen y los arcos que los sostenían van cayendo mutilados. Que las elegantes ventanas de estancias, que ya no existen, sólo destacan en el aire; que las ortigas y malas hierbas crecen en los antes lujosos pavimentos y que el único adorno de los antiguos salones es el musgo, la hiedra y las flores silvestres que por todas partes cuelgan en festones. Con razón se ha dicho que nunca, como en el Castillo de Loarre, se presentó tan risueña la destrucción»
Carlos Solés Arqués, en su libro de 1878 «De Madrid a Panticosa: viaje pintoresco a los pueblos históricos, monumentos y sitios legendarios del Alto Aragón»
La fortaleza
Esta pequeña infografía, extraída del folleto que podemos encontrar en la web, nos permite apreciar de un vistazo las diversas etapas constructivas que el castillo sufriría:
Alguna curiosidad
Castillo roquero: el Castillo de Loarre pertenece a lo que se denomina como castillos roqueros: edificaciones que se cimentan sobre la roca desnuda, consiguiendo así dos objetivos primordiales: unos cimientos sólidos y la imposibilidad de asaltar el castillo mediante la construcción secreta de túneles subterráneos (una práctica muy común durante los asedios);
Las murallas: en contra de lo que la lógica nos dicta, las murallas no se construyeron para defender al castillo, si no para parapetar al entonces recién nacido pueblo de Loarre de posibles asaltos y pillajes.
La puerta de acceso principal: no es exclusivo, ni mucho menos, de esta fortaleza, si no algo común a la construcción de los castillos: la puerta de entrada se encuentra en un recodo del acceso. Esto impedía que los castillos fueran asaltados por fuerza bruta, obligando a los ejércitos invasores a frenar y girar para enfrentarse al asedio. Una clara táctica defensiva que obligaba a plantear otras tácticas. En el Castillo de Loarre tenemos, a pocos pasos de la puerta, una caída vertical de varias decenas de metros.
La cúpula de la Iglesia de San Pedro: llama poderosamente la atención la cúpula de la Iglesia, de una altura pocas veces vista en el románico.
Capiteles en el castillo: encontramos ochenta y tres capiteles con iconografía de todo tipo: desde una representación del Pecado Original, hasta animales mitológicos como sirenas o grifos. Quizá el más famoso sea el que se encuentra en la parte derecha de la puerta de acceso, donde aparecen tres monos tapándose ojos, boca y oídos, en un claro simbolismo de que no se debía contar nada de lo que ocurría dentro del castillo. Quien lo hiciera, dicen, sería condenado a muerte.
La Torre Albarrana: durante vuestra visita veréis una torre algo alejada del complejo fortificado, pero dentro del recinto amurallado: no, no pertenecía al castillo: era la torre de la iglesia del pueblo primigenio.
El castillo de Loarre en el cine
Era imposible que un escenario tan imponente como es este castillo pasase desapercibido para el séptimo arte. Así pues, estas son algunas de las películas o series de ficción que han tenido al Castillo de Loarre como escenario en su trama:
- Valentina. Crónica del Alba (Antonio Betancor)
- El Reino de los Cielos (Ridley Scott)
- Irati (Paul Urkijo)
- El Ministerio del Tiempo (diferentes episodios, donde es utilizado como cárcel)
Datos prácticos
Se encuentra a poco más de treinta minutos de Huesca:
- Horario: visitar la sección de horarios de la web.
- Precio de la entrada: 6€ la entrada general, 8€ con visita guiada. Os recomendamos reservar con un día de antelación.
- Web oficial: http://castillodeloarre.es/es/
- Forma parte de la Red Nacional de Patrimonio Histórico.
Por cierto: da gusto ver cómo se pone en valor y se mima un patrimonio como el que representa este castillo: desde la web, llena de contenido e información, con un eficaz sistema de reservas y con multitud de opciones para toda la población (eso del mapa del tesoro para los pequeños debe ser divertidísimo), hasta el centro de visitantes, el cual nos recordó a cualquiera visto en Estados Unidos (donde son especialistas en ensalzar cualquier punto de interés), o la misma cafetería, con unas preciosas vistas sobre la fortaleza…. en fin, enhorabuena a los impulsores de este proyecto.
Así es como deberíamos hacer todo: sin complejos y pensando a lo grande.
Espero que esta breve entrada sobre tan magnífico castillo os anime a realizar una visita.
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