Un día de otoño en el Monasterio de Piedra

Breve introducción

El Monasterio de Piedra (Nuévalos, Zaragoza) es un bellísimo parque natural privado (esto significa, claro, que cuesta pasta) con carácter de Jardín Histórico. Situado a escasas dos horas y media de Madrid en coche, es un sitio maravilloso en el que regodearte de naturaleza y olvidarte por unos momentos de parquímetros y el ruido constante que impera en las ciudades.

Un día de otoño en el Monasterio de Piedra

El parque toma el nombre, adivina adivinanza, de un antiguo monasterio de la Orden de los Monjes Cistercienses. Ocupado durante cerca de ochocientos años (que se dice pronto), ahora ha sido reconvertido en un bonito complejo turístico, el cual cuenta con un hotel y spa, un par de restaurantes y el propio parque, claro está.

En las cocinas de aquel monasterio fue donde se elaboró por primera vez chocolate en Europa. Sí, señores. Abajo me explayo un poco más en esta curiosidad.

Un día de otoño en el Monasterio de Piedra

La idea que teníamos para un finde de noviembre era sencilla:

1-. Reservábamos una noche en uno de los muchos hoteles-balneario que hay por la zona (consulta la lista de los Balnearios de Aragón aquí) y el sábado nos dedicábamos a tocarnos la flor intensamente.

2-. El domingo haríamos un par de visitas por la zona del Cañón del Río Mesa, y tras eso iríamos a visitar el Monasterio de Piedra.

3-. Vuelta a los Madriles a votar en las Elecciones Generales 2019 BIS por decimonovena vez.

Datos prácticos

Dada la situación actual de COVID-19, las entradas sólo se pueden adquirir online.

  • Precio: 14,40€ adultos, niño y mayores de 65 años, 9,90€
  • Horarios: el parque de 9.30h a 20.30h (último acceso a las 19.00h); el Monasterio de 10h a 19h, último acceso a las 18.30h
  • Sitio web: https://entradas.monasteriopiedra.com/
  • Ubicación:

Jaraba

Ya que el precio del hotel que se encuentra en el propio complejo del Monasterio de Piedra nos parecía caro (en noviembre de 2019, 150€ la noche), busqué un sitio en las cercanías y que completase el finde con alguna visita que muy posiblemente no hubiéramos hecho de habernos quedado en el hotel antes mencionado. Y aunque desde chaval tengo ilusión por quedarme una noche en ese hotel-monasterio, pensándolo con calma se puede hacer un poco coñazo no salir de un mismo recinto durante un día completo.

Jaraba, Zaragoza

Bingo. Gracias a alojarnos en otro lugar, pudimos conocer el convento del Siglo XVII anclado en una de las paredes del Cañón y saber que por la zona hay pinturas rupestres con cerca de siete mil años de antigüedad.

Joder, qué números, dan vértigo.

Hotel Balneario de La Virgen

Elegí el Hotel Balneario de La Virgen, en funcionamiento desde 1828. Unos cien euros la noche (carete también, pero es lo que hay) con desayuno y acceso a la piscina natural y a la sauna turca. Accesible para un capricho.

¿Recomiendo el hotel? Sí, está guapo. Las vistas desde la habitación que nos asignaron eran a una de las paredes verticales del Cañón del río Mesa, con los buitres sobrevolando la zona; eso sumado al abundante desayuno, las acogedoras instalaciones, la atención de los trabajadores…

Cosas a mejorar tiene, por supuesto: la habitación tardó en entrar en calor, la cena de una calidad muy normalucha y a18€ por almendra…

El Jardín Histórico

Este parque no os penséis que está en estado salvaje. Ni mucho menos. El entorno fue comprado por Don Pablo Muntadas (intuyo que por una pasta en su época: un millón doscientos cincuenta mil reales) y explotado pocos años después por su hijo Juan. Encontrarás dentro del parque numerosas grutas, cascadas de impecable belleza, pasadizos en la piedra e incluso una pequeña piscifactoria.

Ampliad la información de la historia del parque.

Las cascadas, lagos o grutas tienen nombres tan sugerentes y tan decimonónicos como Lago del Espejo, Baño de Diana o Peña del Diablo.

Cascada La Caprichosa:

Un día de otoño en el Monasterio de Piedra

El recorrido se puede completar perfectamente en poco más de dos horas y la única dificultad física que te vas encontrar es la existencia de escaleras. Y es que el recorrido, circular, sube y baja el cañón en el que se encuentra. Pero nada preocupante, allí había abuelas fumadoras realizando el itinerario.

El Monasterio

Una de las cosas que más me gusta visitar durantes mis viajes, aún sin ser ningún entendido en la materia, son las construcciones religiosas de cualquier índole: suelen ser las mejores y más perfectas expresiones artísticas de su época, en las que se intuye no se ha escatimado nunca gastos. Esto, bajo mi punto de vista, deriva en unas obras de arte que apabullan, que en ocasiones te dejan sin palabras.

Recuerdo cuando entré por primera vez en Notre Dame de París: su altura y sus amplísimos espacios interiores me sobrecogieron. O cada vez que viajo a León y me encuentro a la suprema Pulchra Leonina (sí, es la catedral, pero dejad que me tire el pisto) sobre ese pequeño collado que corona el casco antiguo… Son cosas que, a poco que tengas cierta sensibilidad, impresionan.

Pues bien, llevaba tiempo sin chocarme tanto una construcción religiosa… y es que la pequeña iglesia del complejo monástico del Siglo XIII está semiderruida tras años de saqueo y abandono (fue ocupada, por ejemplo, por las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Indepencia).

La impresión es mayor cuando sales de un claustro perfectamente conservado a lo que tú piensas que es un recinto exterior, porque por la puerta de salida entra la luz directa, y apareces en una pequeña pero suntuosa iglesia derruida.

Hablo de esto:

Un día de otoño en el Monasterio de Piedra

Un día de otoño en el Monasterio de Piedra

Un día de otoño en el Monasterio de Piedra

La historia del chocolate en el Monasterio de Piedra

Decía al principio que fue en las cocinas de este antiguo monasterio donde se elaboró por primera vez cacao líquido en el Viejo Mundo. Amplío algo de info:

Fue Gerónimo de Aguilar (expedicionario y monje en el Monasterio de Piedra), tras un naufragio y ocho años en calidad de prisionero de los mayas (al cabo de los cuales fue rescatado por Hernan Cortés) quien, alrededor de 1530, envía una buena cantidad de semillas de cacao junto con la receta original maya al abad del Monasterio de Piedra Antonio de Álvaros.

Se data la fecha exacta de la elaboración de este antecesor de nuestro chocolate a la taza en 1534. Usado por los monjes como bebida energética, el «xocolatl» (como se decía en lengua maya). Y mientras que la receta original añadía chile al brebaje, en Europa se utilizó canela, vainilla o azúcar.

Curiosidades, sin más. Os animo a echar un ojo en google, hay multitud de blogs que amplían la información que os doy.

Y en las cercanías…

Aunque esta ruta que os propongo la hice en moto, creo que os puede servir para tener una imagen más amplia de la región:

Ruta desde Madrid a Belchite (Zaragoza) en moto

Tenéis el famoso pueblo de Belchite, Fuendetodos, el Parque Natural del Alto Tajo, un poco más allá la Serranía de Cuenca. En definitiva, un sinfín de maravillas por descubrir.

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