En junio de 2023 visité, con motivo del concierto de los Black Keys, las bonitas ciudades de Düsseldorf, Aquisgrán y ésta que nos ocupa, a la que le dediqué la mayor parte del tiempo: tres días en Colonia.
Desde Düsseldorf (que son los vuelos directos que hay desde Madrid) la tenéis a escasa media hora en ese sistema de trenes que tan bien funcionan en Europa (aunque los alemanes se quejan especialmente de la empresa estatal, Deutsche Bahn, por sus reiteradas y constantes impuntualidades). De hecho hay gente que decide pasar tan sólo unas horas en ellas y admirar la hermosa catedral y el bonito casco antiguo en un rápido pero interesante paseo.
Directo a...
Yo preferí tomarla de campamento base para explorarla un poco más a fondo y desde aquí viajar a Aquisgrán. Al gusto.
La catedral negra
Lo que más impresiona a todos los viajeros es salir de la estación central de trenes (HbF por sus siglas en alemán: las veréis en cada ciudad, y no es otra cosa que la abreviatura de Hauptbahnhof) y encontrarse frente a esta mole. Y más aún choca el color negruzco de sus piedras, fruto de años y años de contaminación provocada por el carbón que utilizaban los trenes. Quizá este color haga que desluzca en un primer momento, pero os aseguro que con el pasar de los días y visitas subsiguientes, cada vez la admiraba más y más. Y es que durante unos años se trató del edificio más alto del mundo. Baste esta fotografía de uno de los pináculos, donde se puede apreciar perfectamente unas escalinatas, para que nos hagamos una idea de la altitud que tiene:
La catedral alberga, asímismo, las supuestas reliquias de Los Tres Reyes Magos, y es el motivo por el que tenga una numeración postal (Domkloster 4… el número 1 lo tiene la cercanísima tienda de Louis Vuitton) y cada año reciba miles y miles de cartas de ilusionados niños que escriben a los Reyes sus deseos. Ay, cándidos.
Desde 1248, año de colocación de su primera piedra, transcurrirían nada menos que 632 años para poder verla finalizada: entre medias, un descubrimiento de América (que sacudiría la economía europea y la trasladaría a esta España nuestra, restándole protagonismo al increíble Rhin, la arteria económica principal hasta entonces) impuestos a la cerveza para poder sufragar la construcción, dos guerras mundiales…
El origen etimológico
Ésta es rápida: lo de Colonia no viene de otro sitio más que de los romanos (por cierto: aún se conservan murallas romanas en bastante buen estado de salud, para los siglos y vicisitudes que ha pasado la ciudad).
En el encabezado de esta placa podéis leer el nombre completo de la ciudad, así como observar el trazado original de la muralla romana:
El casco antiguo
El bonito y… sí, lamentablemente destruido durante la II Guerra Mundial casco antiguo de Colonia. Reconstrucciones que, a excepción de las de la ribera del río (en las que intentaron mantener la arquitectura típica de la ciudad), poco o nada tienen que ver con cómo fue originalmente. Sí, aún podemos encontrar edificios de siglos pasados, pero la realidad es que todos quedaron seriamente dañados.
Es en este lugar donde están las cervecerías más famosas de la ciudad, como no podía ser de otra manera. Entre ellas, quizá las más importantes sean las siguientes:
Tres de las cervecerías más famosas
En todas las cervecerías típicas vais a beber la Kölsch, una cerveza rubia propia de Colonia, servida en un vaso alargado (que no llegará a los 250ml). El precio medio de la unidad en 2023 es de unos 2,30€.
Früh Kölsch
Quizá la más cercana a la catedral, y una de las más famosas. Los camareros, aparte de ser todos bastante majos (con los dos o tres que traté) tienen un servicio rápido, donde van marcando en los posavasos las cervezas consumidas (como en la mayoría de sitios, por otra parte… y olvidad eso de poner el posavasos sobre la cerveza indicando que no quieres más: si no la quieres, le dices que no cuando te la vaya a servir, ya se la beberá otro).
Esta cervecería produce alrededor de 370.000 hectolitros de cerveza anualmente, según la ley de la pureza de la cerveza (leed el artículo que es bastante interesante). Y ahora vamos a hacer las mediciones típicas en campos de fútbol y/o piscinas olímpicas: si el primer resultado de Google me indica que una piscina olímpica tiene 2500 kilolitros, esta, y sólo esta cervecería, estaría produciendo anualmente casi quince piscinas olímpicas en cerveza. Pues no es tanto.
Peters Brauhaus
Aquí me comí un codillo riquísimo (aunque no tanto como el de Düsseldorf, debo reconocerlo). Uno de los lugares más famosos de la ciudad, con un servicio también muy agradable (si es que los alemanes son bien majos, quitaos esos prejuicios de la cabeza).
Haxenhaus
Otra de las más famosas, con unas escaleras que suben a la planta superior que evidencian que allí ha subido más gente que al Everest. Haxen es como se llama al codillo en la región de Baviera, al sur del país. Tiene una magnífica terraza en la rivera del río (zona en obras durante mi visita). En contra, encontrarte a una camarera de Tenerife vestida con el traje típico de esa región.
Sticky Fingers
Con este nombre tan de disco de The Rolling Stones, evidentemente no es una cervecería clásica. Es la terraza/restaurante del hotel Hyatt Regency, el cual se encuentra al otro lado del río. Si, como a mí, os encantan las IPA’s, aquí podéis encontrarlas (no es habitual encontrarlas en los lugares clásicos). A favor del lugar: las increíbles vistas que tienes del puente y la catedral, frente a vosotros.
Podéis encontrar otras tantas simplemente paseando por la ciudad, o si sois de ir a tiro hecho, podéis leer este artículo o este otro (en inglés, pero añade seis cervecerías más al primero).
El museo de la Gestapo
Una visita que te revolverá las tripas, como no puede ser de otra manera. En las dos primeras plantas se encuentran infografías de la llegada y ascenso del nacionalsocialismo a la ciudad, mientras que en el sótano encontramos las celdas (diseñadas para dos personas, pero llegaron a estar hacinadas cerca de cuarenta en sus peores momentos) y, en un nivel inferior, el búnker, donde eran torturados los presos, en un intento de evitar que los ruidos se oyeran a pie de calle.
He escrito un artículo específico para este lugar, así que sólo pincha en el anterior enlace o en la foto:
La creación del agua de Colonia
Es tan evidente que me avergüenza no haber caído antes en la cuenta, pero estoy casi convencido que, aquel que no haya visitado la ciudad, no ha caído en la cuenta de por qué llamamos «colonia» a ese perfume ligero que usamos prácticamente a diario. Y es que fue en esta ciudad donde se inventó en 1709 el mundial, archiconocido y requetefamoso Agua de Colonia (o Eau de Cologne).
Manda narices ¿eh?
Resumiendo mucho el percal: italiano que llega a la ciudad de Colonia, se asienta, inventa un perfume para las clases pudientes (francesas, en aquel entonces, y es donde decide denominar su producto en francés) y, agradecido por el trato que ha recibido de los ciudadanos y la ciudad en sí, lo denomina Eau de Cologne.
Aunque la guía nos contó que sólo se puede comprar allí, mentira podrida: la podéis encontrar en el mismísimo Amazon. Intuyo que la empresa del free tour estaban conchabados con la tienda y se llevaban un porcentaje de los productos vendidos durante la visita del free tour (por ésta y por otras razones es por la que decido no poner ningún link para que contratéis un tour gratuito con ellos).
Si queréis ampliar info sobre esta curiosa historia, pinchad en la imagen:
Iglesias románicas
Hay un total de doce iglesias románicas en la ciudad. De todas ellas quizá la más destacable sea la de Santa Úrsula, la cual alberga un gran osario de los huesos procedentes del cementerio romano sobre el cual se construyó. El precio para visitarlo es de 2€ y se encuentra en una capilla adyacente, a la derecha de la entrada. Al menos durante mi visita, debieron abrirme la puerta, ya que no está expuesto a la vista.
Si te quedas con ganas de ver un osario, ésta vez en España… no te deberías perder el de Wamba, Valladolid.
Galería fotográfica
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