James Hunter (1962, Essex, Inglaterra) es, no me cabe ninguna duda, un hard working man de la escena Soul internacional. Con un deliberado aspecto de clase obrera británica, lleva muchos años regalando su innegable talento por todo el mundo.

Tanto es así, que en pocos años lo he visto ya cuatro veces en directo (¿o fueron cinco?). Aún a día de hoy no sé si me enamora más su delicada forma de cantar, o su nerviosismo y euforia a la guitarra (me recordó mucho desde la primera vez que lo ví al primer Buddy Guy). De lo que no tengo duda alguna es que es un genio, un músico que, dentro de su género, es inclasificable: porque tan pronto te suelta un reggae como Corina, que se desmarca con un R&B como Don’t Do Me No Favours. Géneros que si bien no están muy alejados en sus formas, rara vez se suelen mezclar.

Howlin’ Wilf and the Vee-Jays fue su primera banda: practicaban una suerte de R&B  con las miradas puestas en todo aquello que hicieron los negros en los últimos cincuenta. El primer disco (que tuve la suerte de encontrar en una tienda de Chigado por míseros $4) se titula Cry Wilf (1987).

Aquí tenéis a la banda por aquella época, con James Hunter a la armónica y su preciosa voz, que parece a punto de quebrarse constantemente:

El disco que estaba escuchando esta mañana y por el que escribo es, sí, The Hard Way. Lanzado al mercado en 2008 (joder, tiene ahora once años), es el disco que tiene varias canciones con más escuchas en Spotify. Así que mucha gente parece pensar, como yo, que es un gran disco. Pero ojo, los anteriores discos, no desmerecen en absoluto. El tío lleva grabando y sonando así de bien desde mediados de los noventa (escuchad Believe What I Say, disco de 1996).

The Hard Way es una magnífica forma de acercarse a este hombre: canciones como el mencionado Don’t Do Me No Favours, Ain’t Goin’ Nowhere o Hand It Over son perfectos ejemplos de la sensibilidad y el buen hacer que este tío destila. Música que sabes que seguirá gustándote hasta el día que la palmes. Un buen lugar al que llegar.

Aquí tenéis la playlist de rigor. Degustadlo.

Por último, esta música (cualquiera en realidad) merece ser escuchada con unos buenos cascos.

¡Saludos y comentadme qué os ha parecido!

Categorías: El tocadiscos

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