Dieciocho o diecenueve años tendría el que aquí escribe cuando aquel viernes noche llegué temprano a mi habitación, perjudicado por los excesos de la juventud. Ahí estaba el compact-disc que mi padre había comprado días antes, y ahí estaba ese reproductor portátil de cd’s, un Panasonic al que aún echo de menos después de que me lo robaran mientras flirteaba con una muchacha en El Retiro.

Una noche tranquila y ganas de escuchar buena música… Pocos planes en soledad se me ocurren mejor que éste. Así que, con una vida entera aún por delante y yo sin darme cuenta, decidí escuchar con calma el disco e ir leyendo pausadamente las letras a medida que el canadiense las iba cantando.

¡Neil Young vuelve a Spotify!

Meto esta noticia con calzador en marzo de 2024 porque me viene como pol*a al cu*o.

Qué alegría me llevé el otro día escuchando Radio Nacional (de España) cuando anunciaron que el pobre canadiense, derrotado tras el pulso que le echó a la plataforma sueca para que retirase los pódcasts de Joe Rogan (un pavo que coquetea con los postulados de la alt-right estadounidense, las teorías de la conspiración y esas putas mierdas que sufrimos todos en el día a día), volvía a Spotify.

A mí personalmente me flipa comprar vinilos y bichear en tiendas, pero lo cierto es que también uso diariamente la música en streaming. Mientras escribo esto estoy escuchando el último disco de JJ Grey & Mofro a través de esta plataforma. Así que para mí es una alegría volver a poder escuchar al gran Neil Young cuando me plazca, sin la necesidad de tener cerca mis vinilos o cedés suyos.

Curiosamente, en el apartado «En la actualidad»,en los últimos párrafos, ya comentaba este asunto. ¿Cambia mi opinión del canadiense por rendirse y volver? No, en absoluto. Sólo me da pena que la gente con principios deba renunciar a ellos (algo que, lo sé: no es nuevo ni dejará de ocurrir jamás).

Las razones por las que abandonó la plataforma…

No fue sólo el polémico podcast antivacunas del colega Rogan: también Neil Percival Young se quejaba (y con razón) de que la música que Spotify pone a disposición de los usuarios no está en la máxima calidad posible. Lo comparaba con ver una película pixelada. Y esta lucha de un David contra Goliath no es nueva, ya que Neil Young ya lanzó, hace ahora diez años, el Pono, un reproductor de música de alta calidad. Quizá por su semejanza con un Toblerone, pero seguramente más por la falta de espíritu crítico de los oyentes actuales, el cacharro no tuvo el éxito merecido.

Neil Young y el daño hecho

Y las razones por las que vuelve

Y vuelve porque, hasta ahora, el ya comentado pódcast era exclusivo de Spotify. Pero ahora resulta que se va a retransmitir también en Apple Music y Amazon, y el daño que podría hacerle a Neil Young (elegí bien el título hace unos meses, cuando escribí este artículo) es demasiado como para dejarlo pasar.

Así que, a regañadientes, nuestro pequeño David admite su derrota contra Goliath. Y vuelve a Spotify

Neil Young y el daño hecho

Ahora retomamos mi post inicial, mi pequeña carta de amor al Harvest de 1972.

I was watching a movie with a friend

I fell in love with the actress

She was playing a part that I could understand

 

Y esas estrofas, de la canción que titula el disco, marcarían sin saberlo mi vida entera. Ya en su momento fui consciente del impacto que estaba provocando en mí ese trozo de plástico porque, una vez acabó, decidí volver a darle al play. Al fin y al cabo, el sueño no venía (y mira que me había obligado a ello).

Lo que no sabía es que se convertiría en un disco perfecto para los muchos viajes en avión que vendrían años después, ni que quedaría ligado para siempre a la memoria de mi padre (al cual tengo la suerte de poderle disfrutar, sigue vivito y coleando).

Y aquí estamos, casi veinticinco años después, otro viernes noche, escuchando este grandísimo disco del canadiense. Es tanto el amor que le tengo a este disco, tantos los recuerdos que me trae, que mientras suena ahora mismo Words, la última canción, algo me ha impulsado a escribir unas palabras sobre él.

Y, si os lo preguntáis… sí, volveré a ponerlo según acabe.

Y ahora… el Harvest

El disco es tremendamente ecléctico, mucho más de lo que parece en una primera escucha. Tenemos desde un banjo (interpretado por James Taylor), pedal steels y guitarras acústicas hasta eléctricas distorsionadas (marca de la casa, por algo se le apoda el Padrino del Grunge) o la mismísima Orquesta Sinfónica de Londres.

Neil Young y el daño hecho (Harvest, 1972)

Las canciones más guitarreras fueron grabadas en el pajar que aparece en la contraportada, propiedad del canadiense en California. Cuentan en la Wikipedia lo siguiente, algo que, habiendo yo tenido la oportunidad de grabar un disco y conocer un poco los entresijos de asuntos de este tipo, me parece sumamente interesante:

Usando un sistema de grabación remoto, Mazer colocó altavoces en el granero hacia los monitores en lugar de que los músicos tocaran con auriculares. Este sistema resultó en una ingente «fuga» de sonido, de modo que cada micrófono recogía también el sonido de otros instrumentos

El diseño

Tan aparantemente básico y tan potente. No sólo la deliciosa portada, sólo compuesta por una sugerente tipografía. También la contraportada, con ese pajar tan americano y los instrumentos dispuestos para grabar uno de los mejores álbumes (ahora sí) del siglo pasado.

Y no pasemos por alto esa fotografía tan psicodélica del canadiense… que no es otra cosa que un pomo de una puerta con él reflejado:

Neil Young y el daño hecho

Una fotografía que me costaría descifrar un tiempo y que me hizo darme cuenta, en esta época de photoshops y mil virguerías gráficas, que un buen concepto puede funcionar tan bien (qué coño, mejor) que horas y horas en un programa distorsionando la realidad. Porque la realidad a veces está ya distorsionada, sólo hay que saber dónde mirar.

Volviendo a la portada: obra de Tom Wilkes, podemos decir sin temor a despeinarnos que es uno de los grandes en el diseño de la historia del rock. Atentos a parte de la lista de lo que hizo en menos de diez años. Desde mi querido Dr. John al loco del Captain Beefheart, pasando por Their Satanic Majesties o los siempre alucinantes The Beatles.

Neil Young y el daño hecho

The Stray Gators, los músicos

Había dejado meses antes uno de los supergrupos de los setenta: los Crosby, Still, Nash & Young (algún día hablaré de esa obra maestra que es el Deja Vu), y pocos meses antes había parido otro de sus mejores discos, el After The Gold Rush.

Sería en el Johnny Cash Show donde conocería al productor Elliot Marzer, el cual le convenció de tal manera para probar a grabar en sus nuevos estudios que Mr. Young decidiría que esa misma noche era un buen momento para dejar plasmadas algunas pistas. El estudio en cuestión, para los ávidos de info, son los Quad Studios Nashville, por donde pasarían gente del calibre de Joan Baez o los Jackson Five.

Neil Young y el daño hecho

La citada actuación en el Show de Johnny Cash, en 1971. Pincha en la imagen para verla en Youtube.

Como se encontraba en la Capital Mundial de la Música, y al colega le flipaban los músicos de una banda local llamada Area Code 651, decidió contar con ellos para la grabación de este nuevo disco. Pero, obviamente, unos buenos músicos no están disponibles en unas pocas horas, así que se «contentó» con parte de la banda… una banda que apodaría The Stray Gators y que conformarían el grueso de los músicos. También añadirían sus talentos David Crosby, el citado James Taylor o Linda Rondstadt.

Esta imagen es parte de los créditos del álbum. Pinchad en ella para conocer el resto de detalles en esa maravillosa web que es discogs.com:

Neil Young y el daño hecho

El canadiense en la actualidad

Un tío que es capaz de retirar todas sus canciones de Spotify si la empresa no retira antes los podcasts de negacionistas de la alt-right estadounidense merece no sólo mis respetos: también mi admiración. Y, ahora que falta integridad en el mundo, no me digáis que no es de alabar la decisión, máxime pensando en los cientos de miles de dólares que seguro recaudaba mensualmente de la plataforma.

Pero también es el pavo que le responde a Rick Rubin, cuando éste le pregunta el posible impacto de la fabricación de los vinilos en el temido calentamiento global, que eso son minucias en comparación a lo que está pasando en la actualidad.

Eso tiene lugar en esta jugosa entrevista de Apple Music:

Neil Young y el daño hecho

En fin, ya habéis visto que no he hablado de las canciones, ni me he extendido mucho en la obra de este musicazo (uno de los más destartalados y hago-lo-que-me-sale-de-los-santos-cojones del rock) pero si estás aquí no creo que sea muy necesario.

Yo sólo quería rendirle pleitesía en público.

 

Categorías: El tocadiscos

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